La actuación del músico chaqueño Piko Frank abrió el debate sobre permitir el escenario chamamecero para otros géneros. El artista actuó más de 30 minutos, mayor tiempo de lo que se les dio a referentes de la talla de Raúl Barboza, Juancito Güenaga o Paquito Aranda.
Hay una frase que reza «de los errores se aprende», la organización de la 34° edición de la Fiesta Nacional del Chamamé, 20° del Mercosur pareciera no hacerlo y nuevamente un artista popular llega al escenario mayor del género para promocionar chacareras. Sucedió en la tercera noche de esta celebración a la identidad con el músico chaqueño Piko Frank, que presentó más chacareras que chamamé.
Había muchas expectativas en torno al repertorio de Frank, que fue presentado por el brasileño Paulo de Freitas Mendonça. «El chamamé es música, danza y poesía que se unen para enaltecer quienes somos, de donde venimos y para donde vamos, por eso llega de Chaco, Castelli con la fuerza de su juventud, su acordeón chaqueño late esta noche en el chamamé», lo anunciaban.
Sin embargo, el músico le contestó con un recitado diciendo «soy coplas, soy chacareras» para abrir fuego con «Del Chaco impenetrable». En su letra, la obra resalta «del norte traigo la polvadera y la alegría en chacareras» y continuó con otro tema de ese género «Pinta y chaqueño» para que los bailarines, la mayoría integrantes de academias y ballets, muestren su talento en esa danza.
Cuando se esperaba el chamamé, Frank volvió a extender sobre el escenario Sosa Cordero la tercera chacarera al hilo con el reconocido «Largos caminos me iré», para sacudir al Cocomarola y copar la parada de la fiesta chamamecera.
El músico actuó alrededor de 30 minutos, poco más de lo que se le dio a Raúl Barboza (25 minutos) o a Juancito Güenada, el denominado «Cultor del chamamé», a quien solo le permitieron 20 minutos sobre el escenario. Y desde el público muchos manifestaron su enojo, también varios artistas como Santiago «Bocha» Sheridan quien expresó que «es innecesario hacer esto, si quieren chacareras que vayan a Cosquín».
Y el malestar recae sobre la organización, quien debería controlar qué tipo de contenido presentan los cantantes, principalmente de otros géneros, como fue el caso de Piko Frank, un artista adecuado para otros escenarios como el Tekové Potí que para la Fiesta Nacional del Chamamé.
No es la primera vez que ocurre y en otras ediciones sucedieron actuaciones similares, como Los Carabajal, por ejemplo, que también trajeron un repertorio colmado de chacareras, o grupos paraguayos que interpretaron selecciones de cumbias. El criterio debería estar claro, este escenario es de chamamé.
La presentación del músico chaqueño fue «a los gritos» y en ese tono expresó: «No vamos a perder el tiempo, ¿estamos de fiesta o no?», presumió. En la segunda parte de su actuación compartió una de las versiones más «apuradas» de «Puerto Tirol»; luego cantó «Ser tu dueño», la polca «Piel Chaqueña» y «Eterno amor».
Después volvió a soltar los sonidos de los violines para escuchar «Le va a doler», una noche con sentimientos encontrados; mientras que la organización le obsequió la oportunidad de cantar dos canciones más. Así interpretó la canción Sergio Dalma «Piel de león»y se despidió con el clásico chamamé «Eliseo Castillo», como para justificar su llegada al «sagrado» escenario chamamecero.
Anoche, al cierre de esta edición, se esperaba la actuación del joven cantante formoseño, Iván Ruíz, con la misma característica musical de Frank.

Uno de los momentos destacados de la tercera jornada de la Fiesta Nacional del Chamamé fue la presentación del histórico grupo Trébol de Ases, dirigido por Gustavo Miqueri, hijo de Salvador. El grupo compartió numerosos temas como «Pago Porá» y «Rincón Dichoso» que conquistaron rápidamente los corazones chamameceros.
«Quiero homenajear a los grandes con un valseadito y le quiero probar a los que están allá (bailarines)», dijo Miqueri y compartió «Monte refugio» y «Afán de Olvido». Con una formación joven integrado por Gabriel Torres en bandoneón; Tadeo Moran en guitarra y voz, y Fernando Soto en bajo, Miqueri sigue camino con «El huerto triste».
«Para un cantor que no está con nosotros, un pedacito de nuestra alma para él», dijo Miqueri y el homenaje se hizo canto en «María Elena».
La polvareda se levantó con el clásico «Camino a tres palmas» y un final que incluyó «Retorno», «Mi selva eterna», «Cañada fragosa», y el adiós con «Me llaman el campiriño», otra destacada presentación del grupo.
Chamamé Kuñá conquistó el corazón del público

Danza y música y la pasión chamamecera fueron parte del convite especial que propuso la orquesta Chamamé Kuñá en la celebración mundial. Las chicas interpretaron un puñado de canciones que despliegan en cada una de ellas el sentimiento genuino por el género.
«Estamos felices de estar nuevamente en este escenario compartiendo con ustedes», expresó Ana Paula Suarez, que junto a Silvina Escalante fueron las voces principales.
Se suma el talento de Debora Velozo en piano y voz; Wanda Velozo y María Celeste Largosta en violín; Lucrecia Ramírez en batería y las fuellistas Bianca Almiron y Maleta Sierak en acordeón; todas dirigidas por Fernando Soto.
Para esta ocasión especial prepararon un repertorio con destacados arreglos que motivó a todo el Cocomarola. «Trasnochados espineles» y «Gente de ley» fueron sus cartas de presentación.
Mientras que en un emocionante reconocimiento a Ofelia Leiva, las artistas se despidieron con «Todo el mundo a cantar».