Felipe VI y Letizia fueron a Paiporta, un municipio de 27.000 habitantes al oeste de la ciudad de Valencia particularmente golpeado por el agua
La visita de los reyes de España y el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, a las zonas golpeadas por las inundaciones de Valencia acabaron con gritos de “¡asesinos!”, insultos y lanzamiento de barro que alcanzó el rostro de Felipe VI y a la reina Letizia.
”¡Que os vayáis”, “llevamos seis días sin dormir”, gritaba una mujer a poca distancia de la cara de la reina en el municipio de Paiporta, mientras la multitud coreaba “asesinos”, llamaba “hijos de puta” a las autoridades y tiraba barro y objetos, una situación nunca vista en España.
Con Sánchez y el presidente regional valenciano, Carlos Mazón, presumiblemente evacuados por los servicios de emergencia, Felipe VI insistió durante bastante rato en dialogar con la gente, protegido por sus guardaespaldas, constantemente zarandeados, pero finalmente abandonó el lugar junto a la reina.
Durante los altercados, Felipe VI y Mazón se pararon a hablar con varias personas, al igual que Letizia, que quedó en otro grupo y a quien se vio compungida abrazando a algunos afectados.
Tanto al rey como al jefe del Consell se los vio con manchas de barro en la cara y en la ropa. Se escucharon gritos de “asesinos”, “fuera”, “ayuda”, “Mazón dimisión” o “Pedro Sánchez dimisión” y los efectivos de seguridad intentaron proteger a los monarcas con paraguas. Horas después, la Casa Real publicó imágenes de los reyes con los vecinos valencianos. “Los Reyes, durante su visita a Paiporta (Valencia) esta mañana”, fue el mensaje que acompañó un video en X.
Los incidentes llevaron a las autoridades a suspender la visita de los reyes a una segunda localidad, Chiva.
El monarca pidió luego comprensión por la reacción de la gente. “Hay que entender el enfado y la frustración de muchas personas por lo mal que lo han pasado”, dijo Felipe VI en una reunión del centro de coordinación de las tareas de rescate.
El balance de víctimas fatales en España se elevó de 213 a 217 con el anuncio del hallazgo de tres muertos más en Pedralba, Valencia, y de una anciana en Letur, en la vecina región de Castilla-La Mancha, cuyo cadáver fue arrastrado 12 kilómetros por el agua. A ellos hay que sumar un muerto en Andalucía, pero la práctica totalidad de las muertes -213- ocurrieron en Valencia. Entre los muertos hay extranjeros, dos de ellos ciudadanos chinos, según dijo la embajada china en España a la agencia oficial Xinhua.
Previsión de más lluvias
Se trata, en palabras de Sánchez, de “el mayor desastre natural en la historia reciente de España”. El papa Francisco pidió este domingo a los fieles en el Vaticano “rezar por Valencia y las otras gentes de España que están sufriendo mucho estos días”.
Alfafar, Chiva, Utiel, Catarroja, Paiporta, Sedaví, Massassa y Aldaia son algunos de los municipios valencianos hasta ahora poco conocidos en el resto de España y que quedarán asociados para siempre a esta catástrofe.
El litoral valenciano vuelve a encontrarse en alerta naranja -la segunda más elevada- por fuertes lluvias, informó la Agencia estatal de meteorología española (Aemet). ”Habrá chubascos localmente muy fuertes y persistentes, incluidos en las zonas ya afectadas por las inundaciones del 29 de octubre”, explicó Rubén del Campo, portavoz de la Aemet, en un mensaje difundido en el canal Telegram de la agencia.
La agencia decretó la alerta roja -la más elevada- al sur, en la región de Andalucía, concretamente en la provincia de Almería. Entre críticas de la población a la lentitud, la distribución de ayuda y la recuperación de los cadáveres de estacionamientos y coches amontonados, Sánchez anunció el sábado el envío de 5 mil soldados adicionales a la región, lo que elevaría su dotación total a 7.500 efectivos, el mayor despliegue de fuerzas armadas jamás realizado en España “en tiempos de paz”, según él.
La Policía Nacional anunció la detención de otras 20 personas por saqueos, lo que elevaría el total de arrestados por este delito a un centenar desde el martes.
“Es la cabeza”
Sánchez dijo también que se trató de “la segunda inundación que más víctimas se ha cobrado en Europa en lo que va de siglo”. Las tormentas del martes vertieron en unas horas una cantidad de agua equivalente a la que cae en un año.
Las riadas destruyeron puentes, barrieron casas y arrastraron cientos de vehículos, que ahora dificultan el tránsito de los servicios de emergencia. ”Llevamos tres días limpiando. Todo está lleno de barro”, explicó a la agencia AFP Helena Danna Daniella, de 39 años, propietaria del bar Daniela Chiva, en la localidad de Chiva, mientras limpiaba su establecimiento con ayuda de la familia. ”Es la cabeza. Que se te va, que te vuelve loca”, explicó, sobre su estado de ánimo.
Frente al aparcamiento de la plaza del pueblo de Sedaví, no cesa el trajín. Un camión de bomberos trató de bombear toda el agua posible de un parking subterráneo, donde se sospecha que puedan quedar víctimas.
”Tenemos dos parkings municipales muy grandes, este es el más grande y este es en el que sabemos que hay gente dentro, pero no sabemos en el otro qué es lo que hay”, explicó a la televisión pública TVE Raúl Castro, jefe de la brigada municipal de Sedaví, que normalmente se dedica a las tareas de mantenimiento del pueblo y que ahora está volcada en limpiar los rastros del desastre.
Una ola de solidaridad ha recorrido la región, y miles de voluntarios han estado desplazándose estos días con palas, escobas, agua y alimentos a ayudar a los municipios afectados, sobre todo desde la ciudad de Valencia, la tercera de España, que no se vio muy afectada por la lluvia. Sin embargo, ante la amenaza de nuevas lluvias, las autoridades pidieron que este domingo no acudan a ayudar y restringió a 2000 los que podrán acceder a la zona.
Con información de AFP y Europa Press