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CRISTINA KIRCHNER: «NO HAY NINGUNA PRUEBA, SÓLO UN OBJETIVO: LA PROSCRIPCIÓN»

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Desde Viedma, Río Negro

La vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner habló en la Universidad de Río Negro y dejó fuertes definiciones, no solo sobre el Poder Judicial –al que cuestionó por los fundamentos que el día anterior se dieron a conocer en el marco de la causa de Vialidad– sino que también hizo un detallado análisis de la situación económica del país. Dijo que las 1600 páginas de fundamentos fueron “millones de palabras, que no aportaron ninguna prueba» y opinó que el único objetivo fue su proscripción. Sobre el Poder Judicial agregó que «en algún momento la mafia colapsa” y planteó rediscutir con todo el arco político el acuerdo que el gobierno firmó con el FMI para “no para dejar de pagar, sino para poder crecer”. En un análisis detallado de las causas de la inflación, explicó que los salarios no son inflacionarios y que es necesario recomponer el poder adquisitivo, no solo para los trabajadores registrados, sino también para los sectores informales. Por último, lanzó una definición que puede ser interpretada como respuesta al pedido por su candidatura que le están haciendo desde todo el kirchnerismo: «no importa el lugar que uno ocupe, nunca en mi vida los voy a abandonar», afirmó.

«Cristina presidenta, Cristina presidenta», le cantaban cientos de rionegrinos efusivos, algunos de ellos parados en sus sillas y con los dedos en V, dentro de la Universidad de Río Negro donde CFK recibió un doctorado honoris causa. Ella miraba para abajo. Esperaba que pase el fervor y seguía dando su clase magistral, que duró más de una hora y media. La respuesta, sin embargo, no tardó en llegar. A contramano de lo que estaba planificado, al terminar el acto, la vicepresidenta salió afuera del predio, se paró entre la gente que la esperó horas bajo el sol y con tono calmo, les dijo: «no importa el lugar que uno ocupe, nunca en mi vida los voy a abandonar, cualquiera sea el lugar. Muy tranquilos todos y todas». Una definición potente a tan solo horas de que se lleve a cabo un plenario en Avellaneda, donde el kirchnerismo pedirá por su candidatura.

La jornada comenzó temprano en Viedma. En la ciudad hace días esperaban la visita de la vicepresidenta. La última vez que CFK estuvo aquí fue en 2008, cuando aún era Presidenta. Esta vez llegó en un vuelo privado minutos antes de las seis de la tarde y, al terminar, se fue a El Calafate. En el predio la esperaban cientos de personas con banderas de distintas agrupaciones: La Cámpora, Nuevo Encuentro, Descamisados, Los Irrompibles, entre otras. Algunos tenían en sus manos fotos de ella y libros Sinceramente. Los carteles consignaban: no a la proscripción; CFK 2023; Cristina es esperanza y había una gran bandera que decía: Luche y vuelve. Dentro de la Universidad había unas mil personas. Todas tuvieron que pasar por detector de metales y mostrar el interior de sus mochilas. El operativo de seguridad que se montó, a diferencia de los que se hacían antes del intento de magnicidio, fue muy importante. Contó con presencia de la policía local, provincial, Federal y de su custodia personal.

Una vez en el predio, y tras las palabras del rector de la UNRN, Anselmo Torres, CFK comenzó a disertar. Dividió su alocución en dos grandes partes: los primeros 20 minutos los dedicó al Poder Judicial, al que ella rebautizó como «Partido Judicial», y el resto estuvieron enfocados en la economía, tal como lo decía el título de la charla. Comenzó hablando de la debilidad de la democracia actual. «Hoy, a 40 años de la democracia, en Argentina parece que los tres poderes del estado no funcionan», dijo y siguió con un repaso del débil contexto democrático en el que asumió Néstor Kirchner en 2003 y ella, en 2007, cuando ya se había recuperado «un estado democrático constitucional».

En la actualidad, reflexionó «cuando vemos a la oposición aliada con el Poder Judicial, nos damos cuenta que no estamos ante un estado democrático». Repudió la decisión del Consejo de la Magistratura de declarar la nulidad de la designación del senador rionegrino, Martín Doñate, y agregó: «más mafioso no se consigue». Además, recordó que en la provincia de Río Negro, en Lago Escondido, se juntaron empresarios, jueces y funcionarios del gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. «El juez que instruyó la causa en la que acaban de proscribirme es el mismo que recomendaba a los de Lago Escondido que hagan facturas truchas», indicó. Fue en ese momento que sentenció: «todas las mafias que se regodean en el poder en algún momento colapsan porque el propio sistema va a necesitar sanearse».

Minutos más tarde, recordó el intento de magnicidio, al que marcó como el momento de ruptura del pacto democrático que se logró en 1983 con el regreso de la democracia y también el ataque que recibió hace exactamente un año en su despacho del Senado sin que aparezca la policía de la CABA ni la Federal para frenarlo a tiempo. «Como la primera mujer presidenta fui totalmente atacada. No por mis políticas, sino por mi condición de mujer», expresó. Con respecto al juicio de Vialidad en el que fue condenada opinó «llegamos a este momento sin ninguna prueba. Hubo millones de palabras con el único objetivo de la proscripción», y citó las palabras del ministro del Interior, Eduardo Wado de Pedro, que días antes dijo: «el Código Penal reemplazó al Código Electoral».

Pasadas las siete y media de la tarde comenzó con la segunda parte del discurso vinculada a la economía. Explicó que en la actualidad estamos bajo un modelo de especulación financiera y que eso es grave porque lo más importante en nuestra sociedad debería ser el trabajo «y bien remunerado». «A 40 años de democracia, no solo estamos sin estado democrático constitucional sino que estamos sin moneda», expresó sobre la economía bimonetaria, uno de los temas que la preocupan y sobre el que suele disertar. En ese momento aprovechó para hacer un cuestionamiento a la dirigencia política: «Los dirigentes políticos tenemos que pensar qué queremos hacer. Dirigente político es el que siempre ve un poco más adelante porque tiene que conducir a sus sociedades a lugares buenos y seguros».

Sobre la inflación, resultado para ella de la economía bimonetaria, se tomó unos minutos para desmentir varias cuestiones. Dijo que los salarios no son uno de los causantes. «Durante mucho tiempo se decía que si se aumentan los salarios eso generaba inflación. En 2015 teníamos el salario más alto en dólares y la inflación fue del 24 por ciento», remarcó y dijo: «propios y ajenos me daban lecciones y después, los que decían que era fácil bajarla la llevaron al 54 por ciento y bajaron los salarios como nunca». Allí aprovechó el tema para criticar la gestión de Alberto Fernández: «miren como están ahora que tenemos 100 por ciento de inflación», dijo cuestionando el nivel de los salarios en la actualidad. «Tenemos trabajadores registrados que por primera vez no llegan a fin de mes», se quejó.

Allí aprovechó para mencionar a otro dirigente, el ministro de Economía Sergio Massa. Rememoró un discurso que dio junto al Presidente, Massa y Máximo Kirchner en el Estadio Único de La Plata en 2020 y dijo: «hablé después de Sergio y dije que, claro, que la economía iba a crecer, pero que teníamos que alinear precios, tarifas y salarios para que el crecimiento no se lo lleven cuatro vivos, que es lo que está pasando». También desmintió que la inflación se genere por el déficit fiscal y subrayó que en épocas de crisis la emisión fiscal «es un instrumento que se necesita para evitar la recesión porque sino podemos tener recesión e inflación y estamos al horno».

El tramo final fue dedicado a la negociación con el FMI. «La pandemia fue terrible, la guerra también, pero no hay catástrofe más grande que es el endeudamiento que se produjo entre 2015 y 19 con el FMI», señaló. Luego, habló del acuerdo que firmó el exministro Martín Guzmán. «Está claro que hay que pagar. Tampoco tengo una cuestión dogmática o ideológica con el FMI. Se persiguen objetivos y se discute la eficiencia que tienen los acuerdos para alcanzar esos objetivos», dijo. Añadió que Guzmán no renunció por un problema con ella y que en su momento no quiso intervenir en la negociación que él estaba haciendo.

«He dado muestras de mi pragmatismo cuando se trata de los intereses del país. Ya no sé qué más debería hacer», disparó y opinó que «se va a tener que revisar las condiciones en las cuáles se firmó el acuerdo». Para eso, CFK considera que hay que sentarse a discutir con la oposición «sin estereotipos». «Es imprescindible ponernos de acuerdo en lo fundamental. Después la gente votará, pero si no nos ponemos de acuerdo en esto podemos tener 20 vacas muertas u 80 mil toneladas de litio, pero nos van a seguir faltando los dólares», finalizó.

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