Desde la Municipalidad de Resistencia se recuerda a los vecinos que el Código de Tránsito prohíbe absolutamente la tracción a sangre. En términos de circulación vehicular urbana se reconoce a este fenómeno como un problema vial que compromete la circulación y la seguridad de los resistencianos.
Ratificaron desde el municipio la postura de avanzar en la reconversión definitiva de carreros y todas aquellas formas de tracción a sangre que circulen por la ciudad. Se avanza en los objetivos respetando los tiempos porque se comprende que se trata de una problemática que es transversal a cuestiones sociales y culturales; realidades que no pueden desconocerse ya que involucra la realidad de muchas familias y, en muchos casos, las malas condiciones de vida de los animales.
A partir de un trabajo hecho a conciencia y con la participación de amplios sectores involucrados, después de muchos años se ha logrado alcanzar una legislación que se exprese de manera terminante sobre este tema y se trabaja en la articulación definitiva de un protocolo que tenga real aplicación en las calles de nuestra ciudad.
Dicho protocolo no puede ser unilateral. Tiene su base en los consensos entre organizaciones públicas y privadas que mantienen, como el municipio, un compromiso real con la temática; entendiendo que es necesario pensar en la contención de las familias involucradas, el correcto traslado, resguardo, cuidado y rehabilitación del animal, así como su pronta liberación responsable en un medio acorde a sus necesidades.
Los pasos de la reconversión
En la práctica, tanto la normativa vigente como la convicción política de avanzar con la eliminación de la tracción a sangre del tránsito es un hecho; algo que también va de la mano con las condiciones de reconversión laboral para que familias locales puedan continuar teniendo su sustento.
Hay proyectos muy importantes que involucran a los sectores de arquitectura y planificación del municipio cuyos principales avances están previstos para el próximo mes de febrero con acciones que apuntan a una contención real y segura de los animales; como así también la necesaria respuesta para quienes han sido sus dueños hasta ahora.
