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LA MUERTE DE BENEDICTO XVI: CÓMO ES EL RITUAL FUNERARIO DE LOS PAPAS

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Benedicto XVI, Joseph Aloisius Ratzinger, fue el 265 papa de la Iglesia católica y séptimo soberano desde que el Vaticano, por medio de los tratados lateranenses, se convirtió en un estado independiente.

Fue elegido el 19 de abril de 2005 tras la muerte de Juan Pablo II, y anunció su renuncia a la sede de Pedro el 11 de febrero de 2013 argumentando: “…He llegado a la certeza de que mis fuerzas, debido a mi avanzada edad, no se adecuan por más tiempo al ejercicio del ministerio petrino. Con total libertad declaro que renuncio al ministerio de obispo de Roma y sucesor de Pedro.”

Su último discurso

“Gracias queridos amigos: estoy feliz de estar con vosotros, rodeado por la belleza del Creador y de vuestra simpatía que me hace mucho bien. ¡Gracias por vuestra amistad, vuestro afecto! Saben que este día es distinto a los anteriores: seré Sumo Pontífice de la Iglesia Católica hasta las ocho de la noche y no más. Seré simplemente un peregrino que inicia la última etapa de su peregrinaje en esta tierra. Pero quisiera aún, con mi corazón, con mi amor, con mi oración, con mi reflexión, con todas mis fuerzas interiores, trabajar por el bien común de la Iglesia y de la humanidad. Y me siento muy apoyado por vuestra simpatía. Sigamos adelante con el Señor por el bien de la Iglesia y del mundo. Gracias. Os bendigo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Gracias. Buenas noches.”

Benedicto XVI. Foto: Reuters

El ritual

Cuando un obispo emérito fallece, se lo vela en su última sede episcopal (salvo que en vida ya haya estipulado algún otro lugar…), se realiza la misa exequial de cuerpo presente y casi siempre es sepultado en dicho templo. 

Sin embargo, no solo era el obispo emérito de Roma, sino que fue el soberano del estado de la Santa Sede, la única monarquía absoluta de Occidente. Es decir, que es la muerte de un ex monarca y un ex Papa.

Cuando muere un Papa, ¿qué ocurre?, la certificación de la muerte del Papa la realizan los cuerpos médicos de la Santa Sede y una vez certificada la muerte, como se hace con cualquier mortal. Firmado el documento de la defunción, comienzan los rituales específicos.

Los médicos dan aviso al prefecto de la casa pontificia y él es quien dice oficialmente: “el Papa ha muerto”. En ese instante todos se arrodillan y comienzan los responsos.

Luego comienza el turno de vela por parte de los canónigos penitenciarios. Se encienden cuatro velas a los pies de la cama y se coloca un acetre (un pequeño recipiente en forma de balde) con agua bendita y el hisopo junto al lecho mortuorio para los responsos de los prelados visitantes. Estando el cuerpo del Papa todavía en su lecho, hace su llegada el cardenal camarlengo, que viste con estola violeta y que es, durante la sede vacante, la más alta autoridad de la Iglesia católica. Él entra en la habitación escoltado por un destacamento de la Guardia Suiza con alabardas, símbolo de la nueva autoridad, para asegurarse oficialmente de la muerte del Pontífice.

El camarlengo se acerca al cuerpo del papa difunto y con un pequeño martillo de plata golpea la frente del pontífice por tres veces y pronuncia su nombre de pila: “Iosephus, ¿dormis?” tras verificar su muerte dice: “vere papa mortuus est” (de verdad el Papa ha muerto). A continuación retira del dedo el anillo comúnmente llamado “del pescador”, símbolo del poder pontificio. Esta es la señal de que el reinado ha concluido. El anillo será roto junto con el sello de plomo del Papa ante los cardenales. Se hace para evitar cualquier eventual falsificación de documentos papales.

El cuerpo se reviste con los atributos papales: sotana blanca, alba blanca, amito, estola, una casulla de color rojo (el color rojo es el color del luto papal) y mitra episcopal blanca. Es depositado en la capilla Sixtina, donde los miembros de la Santa Sede y los diplomáticos presentarán sus honores.

El mensaje del papa Francisco

El papa Francisco le rindió homenaje a Benedicto XVI, fallecido esta mañana de sábado en su residencia dentro del Vaticano, en la tradicional misa de las vísperas y el Te Deum de fin de año. Jorge Bergoglio lamentó el fallecimiento de su predecesor y lo destacó como “una persona noble y bondadosa”.

“Con conmoción recordamos su persona tan noble, tan gentil. Y sentimos con el corazón mucha gratitud: gratitud a Dios por haberlo donado a la Iglesia y al mundo; gratitud a él, por todo el bien que ha hecho y sobre todo por su testimonio de fe y de oración, especialmente en estos últimos años de vida retirada”, señaló el sumo pontífice.

Ante miles de fieles presentes en la Basílica de San Pedro, Bergoglio destacó la gestión de Joseph Ratzinger que comenzó el 19 de febrero de 2005 -tras la muerte de Juan Pablo II- y finalizó el 11 de febrero de 2013 con su renuncia. “Solo Dios conoce el valor y la fuerza de su intercesión, de sus sacrificios ofrecidos por el bien de la Iglesia”, dijo Francisco.

Con motivo del fallecimiento de su predecesor, el papa propuso en la última ceremonia del año “orar por la gentileza como virtud cívica, pensando en particular a nuestra diócesis de Roma”.

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