“No podemos ser condescendientes con la actitud del kirchnerismo de intentar llevarse todo por delante”, dicen fuentes del ala dura del PRO. Otra vez reapareció la grieta oposita luego del intento de asesinato de Cristina Fernández de Kirchner. Ahora se expresa con Patricia Bullrich apostando a no ser políticamente correcta en este contexto y Horacio Rodríguez Larreta rarificando su convicción por la responsabilidad institucional. ¿Y Mauricio Macri?
Las diferencias expuestas y no resueltas entre los líderes del partido amarillo en el almuerzo del martes pasado en Happening se han agudizado en las últimas horas. Evidentemente el debate no pasa por cómo se maneja el espacio público o la colocación de vallas. “Se trata de definir cómo relacionarse con un cristinismo en estado de ebullición y dispuesto a desempolvar el vamos por todo”, sostienen en el entorno de la presidenta del PRO.
Y es ahí donde ha decidido pararse Bullrich porque cree que le da más legitimidad en una opinión pública que exige más audacia. “Avalar en silencio el uso político de un hecho grave del cual nos quieren responsabilizar no es el camino que espera nuestro electorado”, agrega una fuente “halcona”. Pero de acuerdo a cómo quedó reconfigurado el escenario puede ser muy arriesgado porque queda en soledad y va a ser blanco de más críticas impiadosas por parte del oficialismo, además del fuego amigo. En el ecosistema de Juntos por el Cambio no aparecen muy entusiasmados con ese estilo. La gran incógnita surge en torno al rol que va a asumir Macri, quien suele ser más proclive al estilo duro.
“Esto es como cuando comenzó la cuarentena, la mayoría decide hacer lo políticamente correcto y Patricia va por el otro camino en soledad. Esa apuesta la ganó por amplia contundencia porque la opinión pública nos quería lejos de Alberto Fernández y el abuso del encierro, mientras ellos hacían sus fiestas”, interpretan los “halcones”. En la vereda de enfrente, el larretismo considera que “estos son momentos donde hay que ser responsables en términos institucionales y no podemos privilegiar la especulación electoral”.
Rodríguez Larreta considera que está obligado a actuar con suma prudencia no solo por su responsabilidad como jefe de Gobierno porteño, sino porque se vienen tiempos de mayor tensión política. “Hay que evitar ser funcionales a eventuales desbordes que generen más violencia”, dicen en las oficinas de la calle Uspallata. “No se puede sobreactuar y correr el riesgo de alimentar más al monstruo, la mayoría de la gente no quiere más peleas irreconciliables y tanta agresión”, agrega una fuente larretista.
El nuevo escenario que generó el intento de asesinato de la vicepresidenta está lleno de interrogantes porque aún la sociedad no termina de digerir y comprender lo que ocurrió. En estas condiciones tampoco es fácil comprender cual de los dos caminos va a generar más consenso en la opinión pública. Por ahora todo está en duda.