NEWS

ETCHECOLATZ, EL REPRESOR QUE JAMÁS SE ARREPINTIÓ Y DISFRUTABA DE BURLARSE DE LOS FAMILIARES DE SUS VÍCTIMAS

Spread the love

La oscura vida y los crímenes del exjefe operativo de la policía bonaerense durante la última dictadura militar, que murió esta madrugada mientras cumplía con la reclusión perpetua a la que fue condenado por delitos de lesa humanidad

Miguel Etchecolatz murió hoy, a los 93 años, sin haber dado jamás una muestra de arrepentimiento por los crímenes que cometió cuando era “dueño y señor de la vida y de la muerte” del Circuito Camps, la red de centros clandestinos de detención y tortura más grande del país durante la última dictadura.

Por el contrario, de diferentes maneras, siguió jactándose de su papel en el genocidio incluso cuando se sentó en el banquillo de los acusados en los nueve juicios en los que fue condenado a prisión perpetua, en 1986, 2004, 2006, 2014, 2016, 2018, 2020, 2021 y 2022, y que fueron unificadas en una pena única de reclusión perpetua.

Entre los centenares de crímenes de los que fue responsable se cuentan el secuestro y asesinato de un grupo de adolescentes conocido como “La Noche de los Lápices”, el robo de bebés de detenidas desaparecidas, y la desaparición de Jorge Julio López, el albañil y militante peronista que había brindado un testimonio clave sobre su crueldad en uno de los juicios en su contra.

La declaración de López contra Etchecolatz en el uno de los juicios del Circuito Camps había dejado al desnudo el grado de perversión al que podía llegar el expolicía.

Frente al tribunal, López relató con lujo de detalles, el asesinato de tres de sus compañeros en un centro clandestino de detención de La Pata: “A eso de las 11 ó 12 de la mañana, aparece Patricia Dell’ Orto toda torturada con el marido. Patricia no respondía, el marido estaba tirado todo lastimado. A ella de un mechón la arrastraron y le sacaron. Sangraba, todos estaban deshechos. Después la ataron a un palenque y la tenían atada enfrente de donde estábamos nosotros. Y al marido lo pateaba Gómez, el jefe, y le decía: ‘Levantate que acá hay muchos muchachos montoneros y les va a dar vergüenza que un jefe sea tan flojito, que esté tirado’”, contó.

También declaró sobre las torturas al que lo había sometido el propio Etchecolatz:

“Subila, subila un poco más que este gringo que está acá en la parrilla, que este en otro lado donde yo lo picaneé se dio vuelta, porque allá era floja (la picana)’. Y se me ponía cerca, pero con una capucha, una capucha peluda y de mono. ‘¡Hacete el guapo como te hiciste aquella noche!’, me decía el comisario. Resulta que ese día a mí no me hacía mucho la picana porque era con batería. Sentía el cosquilleo. ‘Ahora acá vas a sentir’, me decía a mí. Y les pedía a los otros: ‘Prendela directo desde la calle la máquina’”, explicó López a los jueces.

“¿Quién le decía esto?”, le preguntó uno de los jueces y López, sin dudar, señaló a Etchecolatz.

Una provocación manuscrita

Jorge Julio López fue desaparecido por segunda vez el 18 de septiembre de 2006, en plena democracia, cuando salió de su casa para dirigirse al tribunal que ese día iba a dictar una nueva sentencia contra Etchecolatz.

A fines de octubre de 2014, el ex director de Investigaciones de la Bonaerense enfrentaba el tramo final de otro juicio como acusado, frente a un tribunal presidido por Carlos Rozanski, el mismo que lo había condenado después de escuchar el testimonio de López.

Allí Etchecolatz perpetró quizás la mayor burla a los familiares de sus víctimas.

En el momento en que se leía la sentencia que lo condenaba a prisión perpetua, el ex jefe de Investigaciones de la Bonaerense tomó un pequeño papel y lo desplegó. Al terminar la lectura del fallo, pretendió entregárselo al Tribunal, pero se lo impidieron.

Leo Vaca, fotógrafo de la agencia Infojus que estaba cubriendo el juicio hizo foto con su cámara en el papelito y disparó. En el papel, Etchecolatz había escrito, de puño y letra: “Jorge Julio López”.

Una manera de decir: yo sé lo que le pasó, pero no lo voy a decir.

Ramón Camps, jefe de la Policía de la Provincia de Buenos Aires en la dictadura y señor de la muerte en el territorio bonaerense. Etchecolatz respondía directamente a él

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *